El Sol se va. Óleo y acrílico sobre lienzo. 100 x 65 cm. 2015 |
El Sol se va
El Sol se va y escapa por detrás de la
catedral de Baeza,
se lleva un montón de cosas.
Al contraluz brillan las aguas de las
balsas de riego, las aguas imprevisibles de Guadiana Menor.
Se va el Sol y queda la noche.
Se va porque, aunque a veces no lo parezca,
el Mundo siempre se mueve.
Adiós al Sol y con él
a este momento que nos ha tocado del
tiempo del Mundo.
Ocaso. El reloj solar traspone el horizonte.
Cuando ha oscurecido, se escucha con más
fuerza el mecanismo que lo mueve.
Puesta de sol desde el mirador de Toaires en la A-315, Quesada |
El Sol y la torre de la catedral de Baeza |
Descripción
geográfica y sentimental de esta puesta de sol:
Ahora está muy de moda acudir a verla, pero
para mi esta puesta de sol, este atardecer, es compañera desde hace ya muchos
años. Aunque no la mirase, aunque me
cogiese conduciendo, yendo o viniendo,
de paseo con los perros en el
Coscojal o de espaldas, sin moverme de casa, sin verla siquiera, apenas intuida
en los últimos colores del cielo anocheciendo, ahí ha estado. Miles de veces
(quizás no tantas) la he fotografiado, unas cuantas la he pintado, donde he
podido de ella he hablado.
En esta vista del Sol que se va van y
vienen los aviones, revolotean las siluetas de los pájaros. El siempre un poco
loco y traicionero Guadiana Menor, reluce y se arrastra por el fondo de su
curso, camino de Guadalquivir. Las filas de los olivares dibujan ondulaciones en
el campo, mar aparentemente estático. Tierra seca y salada, para domarla se han ido
multiplicando las balsas de riego. Pequeños o grandes estanques labrados en las
elevaciones y que encandilan con los rayos que reflejan.
El horizonte es la la torre de la catedral
de Baeza, la loma de Úbeda y la cúpula de El Salvador, también Torreperogil. A
la izquierda Mágina, entre calimas y flamas las tardes de verano. A la derecha
los repetidores del cerro de la Magdalena, sobre el cementerio de Quesada,
transmitiendo señales y comunicaciones etéreas en una antigua dimensión.
Me temo que esta vez sí se va, de verdad,
el Sol. O ha empezado a irse. Se le ve ya el adiós.
Reflejos y distorsiones naturales |
Las balsas de riego brillando |
De la entrada anterior en donde ya hablé del Sol y de la catedral de Baeza: