martes, 29 de noviembre de 2011

Nuevo otoño con Mulhacén en el horizonte.

Nuevo otoño con Mulhacén. Photoshop. 92x65. 2011


El Mulhacén en otoño, sobresaliendo al chopo de la alberca




Se ha hecho de rogar pero por fin ha llegado el otoño nuevo, el de este año. Al otoño le da miedo el calor y la sequía y hasta que no se ha cerrado el verano de un portazo y no ha empezado a llover, ha estado escondido al otro lado del mar, esperando su momento.


Calle Mulhacén


Desde agosto estuve pendiente de su llegada, noche tras noche. Lo esperaba en la terraza de un bar de la calle Mulhacén, entreteniendo la ansiedad de la espera con una caña que va y con otras que también vienen. En agosto las hojas también se caen pero no por muerte natural, se caen asfixiadas, empapadas en sudor, jadeando y muertas de sed ¿cuando acabarán estas noches y estos bochornos?




Tengo la suerte de poder esperar al otoño aquí sentado, bebiendo, comiendo, comentando y a veces pontificando, mirando de reojo calle abajo por si apareciera. Ya tiene que llegar ¿porqué tarda tanto este año?



Volviendo a Granada un domingo en el coche y todavía con el aire acondicionado puesto, me di cuenta de que la luz de las tarde de otoño, porque ya era su tiempo, intentaba asomarse por las choperas. Pero al oler el olor a paja y a hierba seca, el olor de tarde de agosto (aunque fuera octubre en su final), la luz de las tarde de otoño se asustaba y corría a esconderse en la cuneta al otro lado de la carretera, corría cerro arriba desesperada buscando refugio en las riscas de las cumbres desde las que a veces se ve el mar.

Ya pasado el otoño, el Mulhacén y Sierra Nevada
desde la alberca del cortijo de Lacra



Hace semanas que no es verano pero que sigue abierta la terraza del bar de la calle Mulhacén. El poco aire que corre es caliente y áspero. Por las tardes a su hora ya es de noche, como debe ser, pero todavía nadie ha visto al otoño nuevo.  



Empecé a pensar el dibujo digital de hoy en aquellas tardes bochornosas del final del  verano, buscando con la imaginación alivio a los calores. Lo pensé tirando de fotografías y de recuerdos, añorando los mosaicos cubistas de hojas secas a los pies del chopo de la alberca. Recuperando del trastero de la memoria el frío y la humedad del atardecer. Echando mano de las ciento cincuenta, o más, fotografías que debo llevar hechas de la silueta del Mulhacén en el horizonte rojo de Lacra, al atardecer, cuando ya  se va el año. Eran tantos los registros, digitales y de recuerdo, almacenados que no hacía falta que llegara el nuevo otoño para que pudiera sentirlo y pudiera pintarlo. Y así lo hice.



Pero de repente, cuando ya no lo esperábamos, los árboles ardieron en amarillos y dorados por orden de especie, de altitud y de umbría.  Día a día las granadas se hicieron más dulces y se juntaron con las primeras naranjas.  Crecieron las noches ocupando casi todo el tiempo de las tardes y llovió, el aire se volvió azul y la tierra parda, húmeda y verde. Llegó el nuevo otoño de siempre. Para entonces ya tenía acabado el dibujo y no le había tenido que pedir a él nada. Tenía preparadas hasta las fotos de acompañamiento y explicación visual. Por oficio y años pude sacar todo adelante, yo solo. Y mejor así porque cada vez, año, fin de verano, desconfío más del otoño de siempre, soporto menos sus caprichos de viejo: se presenta cuando quiere y cuando le da, casi antes de empezar, acaba.

La luz de las velas en una tarde de noviembre o diciembre



La foto de las velas y de la copa es hija de las tardes y las largas noches del otoño avanzado, experimento de interior con el color del fuego, con  el vino y con luz de los cristales.



La foto de la fuente de la ninfa escondida detrás de las hojas y la de las hojas de plátano en el suelo del paseo de la Bomba, las hice la otra mañana, son de este otoño (lo único que es de este otoño). El día anterior había llovido.
Contrafuerte de la alberca y hojas
del chopo en el suelo
Rama del chopo de la alberca














Fuente de la Ninfa
Mosaico de hojas de plátano












Otoño en la terraza del bar
de la calle Mulhacén I
Otoño en la terraza del bar
de la calle Mulhacén II